sábado, 8 de enero de 2011

Un cartel sorprendente


En la página 23 de la libreta de mi amigo el profesor doctor Washington Rosales, está escrita la siguiente anécdota:

El otro día me sorprendí vivamente cuando, en uno de mis paseos matutinos por las calles najerinas, leí un cartel en un comercio que decía: “Hay calamares de Tricio”. Toma jeroma. ¿Calamares aquí, a un porrón de kilómetros de la costa? El nombre de Tricio me sonaba de algún estudio o de alguna lectura y, al llegar a casa, no tardé ni un minuto en consultar la enciclopedia. Concluí que Tricio –del latín, Tritium– es un pueblecito cercano a Nájera, cuna de pelotaris y de caracoles, donde no se ha visto un calamar vivo ni en el Pleistoceno. Tiene un lago, o un pantano, o qué sé yo, pero nada de agua marina. ¡Qué misterio!

Esa misma tarde volví a la tienda. Cauteloso, correcto, me acerqué a una señora que esperaba su turno para ser atendida y le pregunté, con doble intención y gesto de espía de película: “¿Calamares… de Tricio?”. La mujer, ante mi razonable pregunta, me observó de arriba a abajo, miró a los demás clientes y luego respondió: “Pues claro. ¡No van a ser de Huércanos!”. Y todos los presentes se partieron de risa. “¡Calamares de Huércanos, jua, jua, jua! ¡Vaya majadería!”. Desde luego, si esta tierra es sorprendente por un montón de razones –como, por ejemplo, que no emigren las cigüeñas-, los habitantes lo son aún más”.

1 comentario:

  1. Las cigüeñas no emigran porque un vertedero abierto las está destrozando. Es muy doloroso lo que les está pasando a esas desgraciadas cigüeñas por causa de un servicio público que, otro más, no funciona.

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